SPOILER: No leer hasta finalizar el libro Himitsu no Mori: El legado del ángel


 La siguiente sección muestra el epílogo de Himitsu no Mori: El legado del ángel. Esta sección aún está inédita. 


Epílogo

 

Es increíble cómo un par de años pueden cambiar una persona. Si lo pienso bien, era un chico bastante patético.

Justo en este instante, estoy en el aeropuerto. He pasado los últimos meses recordando y escribiendo sobre mi primer encuentro con ella y cómo me hizo cambiar poco a poco. Aunque, en realidad no me cambió, me ayudó a volver a la normalidad. Sin darme cuenta, comencé a relajarme más y avergonzarme menos; empecé a jugar unas cuantas bromas a los demás y a disfrutar molestarla lo más posible. Volví a ser aquel niño que resultaba un gran problema para sus padres, ¡claro! un poco más viejo.

De todas formas, sigo siendo un tanto inseguro si la situación lo amerita. Como ahora, que no tengo idea de qué hacer con estos estúpidos nervios... eres bastante masoquista Dai, precisamente hoy. Luego no te vayas a quejar por algún otro problema debido a tu impulsividad.

¿Cuánto tiempo llevo esperando aquí? La tormenta se ha hecho muy fuerte, espero que no tenga problemas al aterrizar. No puedo evitar sonreír a la lluvia, es increíble pensar que odiaba tanto los días lluviosos; ahora me atrevo a decir que los mejores momentos de mi vida los he pasado en una fría noche tormentosa. Confirmé el reloj y reí para mí mismo. ¿Sólo diez minutos? Me siento como un niño esperando ansiosamente por las vacaciones de verano.

Miré mi reflejo en uno de los espejos de la pared. He cambiado mucho. Aunque mis gafas son sólo un tanto diferentes y mi corte es muy similar al de ese entonces, mi rostro es distinto, ya no hay rastros de esas facciones de niño que suelen abandonarnos al salir de la adolescencia... de alguna manera, estar a punto de cumplir 25 años le ha dado a mi rostro un aire de madurez, incluso mucho más de la que tengo en realidad. La eterna copia de papá... aunque ella siempre ha dicho que nuestras expresiones nos hacen ver muy diferentes.

No puedo evitar sonreír a mi reflejo. “El Traje”, lo había llamado Lya-chan en cuanto me vio usándolo por primera vez, la vestimenta que uso para trabajar, pantalones negros de vestir y corbata (la cual hago desaparecer en cuanto salgo de la oficina) y camisa blanca de botones. En mi opinión, es algo sumamente normal, pero Lya-chan insiste en que “los pequeños detalles” (como la manera en que dejo los tres botones superiores “libres” después del trabajo o cómo no me preocupo porque la camisa esté dentro del pantalón) junto con la gabardina negra y larga cayendo sobre mis hombros, hacían de ese traje en especial “un arma que el restaurante usaría gustosamente” (ninguno de ellos trabaja allí ahora, pero para Ryu y Lya ha sido especialmente difícil de olvidar... por eso, cada mes, me arrastran a una de esas estúpidas reuniones de ex-personal).

 Mis brazos y mi pecho ahora son mucho más fuertes y definidos. He continuado con el maldito entrenamiento de Souta-san todos estos años. Entrenando con él durante las vacaciones y continuando sus indicaciones mientras iba a la universidad. Justo ayer me dio una paliza como no lo había hecho desde que se dio cuenta de que salía con su hija. Por lo cual, ahora luzco muchos moretones en los brazos y en el pecho, una leve torcedura de muñeca (debidamente vendada), unos cuantos raspones en la cara (no por que él atacara al rostro, sino como resultado de las innumerables caídas y las grandes cantidades de tierra y césped que llegaron a mi rostro) y un pequeño corte en la ceja izquierda (además de un torturante dolor de espalda).

Los años me habían enseñado algo acerca de él. Si Souta-san está decepcionado, te presionará hasta que llegues al nivel que desea. Si estás en el nivel que él desea, presionará hasta que llegue a sentirse orgulloso de ti. En cuanto se encuentre orgulloso de ti, te extorsionará hasta que llegues a decepcionarlo. El ciclo vicioso de Souta-san. Lo único que me molesta es que sigue conteniéndose... a este ritmo, dejará de hacerlo cuando yo cumpla 40. 

―¡Oniichaaan! 

―¿Sayuri[1]-chan? ― Si la pequeña niña de Souta-san y Nao-chan se acerca a mí con los brazos abiertos, sólo puede significar una cosa... ¡Maldición! La suerte no nos favoreció esta vez, se dio cuenta de la fecha...

Me agaché y tomé la niña de tres años en mis brazos justo cuando divisé a Souta-san. Está avergonzado. Camina con su cara de enfado, con las manos en los bolsillos de su gabardina (debe de venir de una reunión importante, es la única forma de que esté usando una corbata). Sonreí, tenía un pequeño vendaje en la mejilla. Es un logro insignificante, pude golpearlo en la mejilla (después de media hora de combate libre). Puede que se deba a mi complejo de inferioridad hacia él, pero siento que me permitió hacerlo, él sabía muy bien que no iba a detenerme hasta lograrlo... pero si consideraba las circunstancias, Souta-san debió de estar agotado antes del combate, ha tenido que cubrir a Nao-chan las últimas semanas y pescó un resfriado hace unos días).

Le mostré una gran y sincera sonrisa:

―¡Hola, papá! Tiempo sin verte.

―Vuelve a llamarme de esa forma― se recostó en la pared junto a mí― y prometo que no vivirás para contarlo.

―Jajajaja. Lo siento sensei, pocas veces tengo una razón para molestarte... y al estar en un lugar público con tu hija pequeña en mis manos, creo que puedo salvarme de las consecuencias hasta el próximo entrenamiento.

―¡Yo no soy pequeña!― Hubiera deseado ver la reacción de Souta-san a mis palabras, ni siquiera le dio la oportunidad de abrir la boca. Sayuri-chan siempre ha sido muy sensible cuando de su altura se trata. Era una pequeña adorable, tenía una sonrisa encantadora, el cabello largo y rizado en las puntas, piel blanca y ojos claros. Era la perfecta copia de su madre y, aunque por lo general se encontraba de buen humor, al irritarse, era la réplica exacta de su padre.

―¡Lo siento, Sayuri-chan! Pronto serás una hermana mayor, ya no puedo llamarte “pequeña”.

―Te dejaré llamarme pequeña― dijo con una sonrisa― si prometes ir a cocinar esta noche la cena― Souta-san y yo comenzamos a reír, cosa que nunca hubiéramos hecho si Nao-chan estuviera cerca― ¡No se burlen! ¡Mamá no sabe cocinar bien y Yuu-neechan no ha estado en casa desde que se fue al extarán...extranjero!

Le dirigí una triste sonrisa. Yuu-chan había estado el último año en Inglaterra. Como requisito de su programa de estudios, debía permanecer un año en uno de los países que se hablara el idioma en que decidió especializarse.

A pesar de los innumerables problemas, hemos sobrevivido a un noviazgo de 4 años, comenzando en bachillerato, después, llegó el día en que ella debía marcharse.

―Dai, sé que ayer hablamos un poco del asunto, pero ¿sigues siendo su novio?―suspiré

―Creo que terminamos al menos dos veces el último año. Jamás pensé que tener una relación a distancia era tan difícil (no sé cómo Soichirou y Sakura lo lograron por dos años completos) Tú estuviste separado de Nao-chan por seis meses, sabes lo que se siente... pero igual que en el pasado, no importaba la clase de predicamento o discusión que teníamos, siempre terminábamos volviendo.

―No respondiste a mi pregunta. Sólo lograste irritarme más.

―Lo siento por ti, pero sigo siendo su novio.

―Sabes, te odio bastante.

―Es un honor viniendo de usted, pa... sensei― ¿por qué me resulta tan divertido verlo molesto? Se aclaró la garganta, aparentemente molesto.

―Espero que no tengas la intención de... hacer algo extraño hoy―¿extraño?― Esta noche, Yuu-chan estará en casa. Puedes cenar con nosotros si lo deseas, pero permanecerá en casa, prometió a Sayuri que dormiría con ella.

―Ya lo sabía... anoche hablamos un poco... y ayer te dedicaste a recordarme ese detalle una y otra vez... pero... ― No puedo creerlo, ¡es como un niño!  Estoy muy seguro que, en los ojos de Souta-san, Yuu-chan y yo habíamos llegado mucho más lejos de lo que podíamos imaginar, pero solo el hecho de que lo molestara tanto, me daba muchas razones para no desmentir sus exagerados pensamientos… una pequeña venganza―.   Souta-san, puedes hacer una pregunta directa y con gusto te contestaré con total sinceridad― dije con malicia―  Yuu-chan y yo―

―¡Cállate de una vez por todas! No me interesa lo que tengas que decir.

―Jajaja, lo sabía. ― permanecimos unos momentos en silencio, Sayuri comenzaba a verse adormilada. ― No pude ver a Nao-chan ayer, ¿cómo está?

―Enorme― dijo con una gran sonrisa― me atrevo a decir que el bebé nacerá en menos de una semana.

―¿Está bien dejarla sola en este punto? ― hubiera sido mejor, incluso para Yuu-chan y para mí.

―Será un niño. Indiferentemente de la situación, ella es capaz de manejar a cualquier hombre de la manera que lo desee, él esperará hasta que Naomi se lo indique.

―Estoy totalmente de acuerdo, no creo que exista hombre capaz de negarse a lo que sea que ella pida. Estás bastante entusiasmado, ¿verdad?

―He tenido dos niñas, es natural que me emocione la idea de un hijo...  hasta ahora he tenido que conformarme contigo. ― sonreí ampliamente, sé muy bien que Souta-san me aprecia mucho. Me atrevo a decir que soy su primer hijo (o al menos su conejillo de indias).

―Nuevamente, es un honor p―

―¡Sólo cállate! Si llego a matarte, Yuu-chan probablemente se enojará conmigo.

―Definitivamente.

―¿Y qué tal está tu familia?― aún está avergonzado. Está tratando de cambiar el tema.

―Bastante bien. La posada sigue dando sus frutos, papá sigue tan molesto como antes y Saori-san es la misma de siempre. Creo que Itsuki tendrá gran talento para la música, tan solo tiene cinco años y ya se encuentra en clases de piano, aunque ahora quiere intentar con el saxofón. Es gracioso, en ese tipo de cosas es bastante activo, el resto del tiempo es un chico tranquilo. Es como un gato pequeño, le encanta acurrucarse y dormir en cualquier lugar, especialmente si se trata de un kotatsu. El único problema que tienen con él es que le gustan tanto los animales, que se pasa metiéndolos a escondidas en la casa, siempre lo descubren (papá es alérgico a los gatos y perros). Supongo que papá merecía un chico así después de tener dos pequeños terremotos... creo que sólo por criarme, era suficiente.

― ¿Qué tal está Ko-chan?

―Tu hija la ha influenciado demasiado. Su carácter fuerte no parece tener remedio, es bastante decidida cuando se propone algo. Creo que es la razón principal de que papá y el abuelo se estén llevando un poco mejor.

―Me habías comentado que eso era un caso perdido, ¿qué fue lo que hizo?

―Los sentó a ambos en la oficina del abuelo y les dijo que debían dejar de comportarse como un par de niños caprichosos y hablar las cosas como adultos.

―Jajaja, ¿resultó?

―Un poco, estoy seguro de que el siguiente que será reñido seré yo. Me gustaría ver si puede lograr cambiar mi opinión. Creo que, finalmente, el abuelo encontró alguien que se haga cargo del negocio en el futuro.

―Ko-chan tiene unos diez años ¿no? ¿Está mostrando interés en los negocios?

―Estoy seguro que llegará a gustarle mucho. Tiene buenas ideas a pesar de su edad (o eso dice papá), y heredó el poder de convencimiento de “el gran Kenta”.

―Ya veo.

¿Cómo es posible que aún sea tan temprano? No pude evitar llegar 30 minutos antes, pero ¿por qué el tiempo ha transcurrido tan lentamente? ¡Por favor! Se trata de Yuu-chan, ¿por qué estás tan nervioso, Dai?

―Karma.

―¿Ah? ¿Acaso ya puedes leer la mente de los demás? Por que no me sorprendería en lo más mínimo.

―No, pero tu expresión lo dice todo.

―Estoy nervioso ¿qué tiene eso que ver con el karma?

―Hace un par de años estuve en la misma situación que tú...

― ...y utilicé todo mi autocontrol para no burlarme de ti, bueno, en tu cara. De acuerdo, entiendo tu punto.

―También te aprovechaste de la situación ese día.

―Para nada, seguía en la posición de su amigo en ese momento, aún no podía aprovecharme de las situaciones.

―Estoy ansioso de entrenarte mañana, y no tienes idea hasta qué punto.

―Sólo espero merecer el entrenamiento que tienes en mente.

Anteriormente, hubiera interpretado esa mirada fría y seria como una señal de completo odio por parte de Souta-san, pero ahora entendía perfectamente que mostraba ese rostro cuando estaba en un “callejón sin salida” (si se alegraba o se sentía orgulloso de mi, mostraba esa expresión).

He soportado un año completo sin verla, ¿cómo es posible que los últimos minutos sean los más difíciles? Si Souta-san no estuviera aquí, probablemente me hubiera vuelto loco.

Si esto hubiera pasado hace unos cuantos años, Tsuto y Sakura estarían aquí. Sin embargo, ella seguía viviendo con Soichirou en América (venía un par de veces al año, pero nos comunicábamos regularmente) y Tsuto, estaba en medio de una importante entrevista de trabajo, con un poco de suerte, comenzaría a impartir lecciones de educación física en un colegio privado. Tomoko, se había dedicado a la medicina, pero decidió tomar un descanso de un par de años para cuidar a los gemelos (un niño y una niña con seis meses, fueron una sorpresa incluso para ellos).

―Dai― se aclaró la garganta― mi jefe... creo que le gustó tu novela. Tiene un par de amigos que son dueños de editoriales reconocidas... por si te interesa .

¿Está bromeando? ¿De dónde diablos sacó la novela? Había recibido un premio en la universidad, pero no era más que un concurso interno, se llevaba a cabo cada semestre para motivar los estudiantes... yo gané el último concurso y había sido publicado junto con los dos últimos ganadores... pero esa publicación representaba una mínima cantidad de copias, que generalmente no salían de la universidad.

―¿Cómo llegó mi novela a tu jefe?

―L-le dejaste la copia de Yuu-chan en casa, ¿no?... ella insistió en que era bastante buena y dijo que debía leerla... incluso si ella no había podido tener el libro en sus manos aún... l-la leí por su insistencia y... seguramente la olvidé en el trabajo o algo así... al jefe le gustan las cosas fuera de lo común y la fantasía, tu libro encaja completamente en su estilo... y ya habías llamado su atención con unos cuantos de tus artículos del periódico...

¿Alguna vez dejará de ser tan orgulloso? ¡Como si un periódico local llegara a las manos de un empresario de su posición! Pero no hay problema, no lo molestaré esta vez... o al menos por ahora...

―Gracias, sensei. Por supuesto que me interesa.

Me miró enfadado, tomó a Sayuri en sus manos (despertándola casi por completo) y murmuró

―No entiendo por qué hago estas cosas por ti― con eso se alejó.

¿Por qué rayos se enfadó?

―¡DAI-KUN!― no pude mirar siquiera cuando sus manos se entrelazaron alrededor de mi cuello. Ella temblaba por el frío, o quizás por la gama de sentimientos que estaba experimentando, quizás incluso estaba llorando.

Un año... puse mis manos a su alrededor. Su cabello llegaba un poco más abajo de sus hombros, había adelgazado y su cuerpo era ahora el de una mujer completamente desarrollada, pero su tacto era el mismo.

¿Cuántas veces he tenido a esta chica en mis brazos? Muchas veces con pasión, otras con dolor, con alegría, con inseguridad, o simplemente por la necesidad de sentir su calor...

―Por favor, si piensas irte de nuevo, déjame de una vez. Será mucho más sencillo, Yuuko―negó con la cabeza, hundiéndose más en mi pecho. Sentía el calor en mi rostro, ¡hace cuánto no lo experimentaba! No puedo dejar de sonreír― Creí que no ibas a mencionarle a tu padre que llegabas hoy ― murmuré en caso de que él decidiera acercarse.

Se separó un poco y me miró con un puchero.

―¡No iba a hacerlo! Aparentemente, el gerente de este aeropuerto es amigo suyo; me parece que es ilegal, pero papá fue informado de la fecha en cuanto adquirí el boleto.

Ese maldito lo hizo a propósito.

―Te hubiera besado de no ser por su presencia.

―Si te conozco bien, no lo hubieras hecho hasta estar totalmente solos.

―Probablemente, pero ahora tengo otra cosa de la que puedo quejarme acerca de tu padre, así que no me la niegues.

―¡Oneechan! ― sabía que Souta-san no podría retener a la pequeña por mucho tiempo... y no creo que quisiera detenerla.

Yuu-chan me miró de reojo y me sonrió con culpabilidad. Sé que también tenía deseos de ver a su familia. La liberé de mis brazos con un suspiro y automáticamente fue a abrazar a su hermana. Intercambiaron un par de palabras y fue entonces cuando Souta-san se acercó con una sonrisa. Yuu-chan, llena de alegría se tiró a sus brazos, encerrando a su hermanita en medio de un abrazo y provocando risas desbocadas en ella. Después lo miró extrañada.

―¿Qué te ocurrió en la mejilla?

―El gracioso de tu novio lo hizo ayer.

―¡Dai-kun! ¡Eso es impresionante! ― dijo con una sonrisa de orgullo, a lo que Souta-san respondió algo molesto.

―No es la clase de reacción que una chica tendría si su novio golpeara a su padre.

―No, a menos que  seas el padre. Desde que entreno contigo, sólo lo he logrado en cuatro ocasiones― odio admitirlo, pero si de artes marciales se trata, jamás llegaré a comparar me a Yuu-chan.

―Olvídalo. Me alegra que estés bien, hija. Estuve bastante preocupado por la tormenta.

―Fue un tanto atemorizante, pero llegamos a salvo.

―¡Oneechan! Prometiste dormir conmigo esta noche, ¿podemos bañarnos juntas también?

―C-claro― no te sientas culpable, ocurrió lo mismo con Ko-chan innumerables veces.

―¿Y podemos pasar juntas el fin de semana?

―Ah... lo siento, Sa-chan. Dai-kun y yo tenemos planes. ― estoy seguro que Sayuri iba a preguntar si podía acompañarnos, pero Souta resultó ser más rápido.

―¿A dónde piensas llevarla?

Sonreí, me acerqué a Yuu-chan y pasé mi brazo por su hombro.

―No estoy seguro, creo que nos perderemos en algún lugar de Japón.

―Gracioso. Tienes pensado ir con ella a casa de tus padres en dos semanas, ¿o me equivoco?

―Estás en lo correcto. Si todo sale como lo planeado, iremos. ―Souta-san me dio una mirada de advertencia “¡Cállate de una vez, idiota!”

―¿A qué te refieres con “si todo sale como lo planeado”? ― dijo Yuu-chan sin entender.

―Ah... t-te explicaré luego. D-deberíamos volver, Nao-chan debe de estar esperándonos con la cena.

―Suena tentador― no parecía muy convencida por el asunto.

Caminaba de la mano de Yuu-chan hacia la salida del aeropuerto, mis nervios comenzaron a despertar exageradamente. ¿Tengo que hacer esto precisamente hoy?

Sólo inventa una excusa para salir a caminar con ella esta noche. Souta-san y Nao-chan saben tus intenciones, así que ayudarán de alguna manera.

―¿Qué ocurre, Dai-kun? Tu mano está muy fría.

―N-no es nada. T-te contaré luego. ― no pude evitar cerrar mi mano libre en la pequeña caja dentro del bolsillo de la gabardina.

Me preocupa saber si tendré el valor para preguntarle, pero lo que más me angustia es si podré o no permanecer a su lado para escuchar la respuesta...



[1] Significa pequeña.


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